Hace un par de días celebramos el día mundial del turismo. El año pasado me quejaba a mi madre, a mi ex-novia y mis amigos que no tenía tiempo para nada debido al volumen de trabajo. Sin embargo, lo hacia por que me gustaba hacerlo, por que estudié para serlo, luché por afirmarme en un mundo competitivo... y este año llega un virús que nadie ve, nadie sabe su origen y el mundo para. No hay turismo, no hay trabajo, seguimos sin ver la luz en el horizonte. El paro va a matar más gente que la pandemia. Es todo tan raro que parece una pelicula del final de los tiempos. Todos tenemos fe y creimos que todo cambiará con la vacuna para mejor, que los patrones dejen de abusar de los empleados, que dejen de haber entrevistas para 1 plaza con más de 100 personas buscando ese lugar. Esperemos que todo vuelva a lo que era. El mundo tiene lugares encantadores para descubrir y queremos visitarlos, yo quiero saludar a mis clientes con la mano, besitos, sin usar mascarilla. Yo quiero soñar que vamos volver a poder sonréir pronto y que podamos estar juntos en casa, entre amigos y entre clientes.
Cuándo ese momento llegar os esperaré en Portugal de brazos abiertos
